Concedo el tiempo mas no el engaño. Y sostengo la tesis de un "algo" en la mirada. No maltratar las palabras, sino guardarlas con recelo, y ceñirlas a una especie de anagrama poético. En un "criptex" guardaré lo que sientes, más me será imposible abrirlo hasta que yo sepa que ocurre de verdad. Prometo no jugar con nadie, más no dejarme llevar por sueños dibujados en el cielo.
Coseré a mi espalda tu mirada, y la protegeré con mi mejor chaqueta; abrigaré las esperanzas pero les daré tiempo para invernar. No quiero engañar y engañarme. No acepto la injusta medida que ha tomado mi razón por dejar de pensar en lo que sólo pienso más de mil veces.
Concedo tiempo... y doy un alto al engaño.
sábado, mayo 31
jueves, mayo 29
Conquistador
Regala palabras de amor,
da un jardin de flores sin espinas,
me ofrece sus sueños
y me brinda sus locuras
Y yo...
yo que doy a cambio...
Quizás no espera nada de mí,
tal vez soy demasiado distraída...
Hago un llamado urgente a su corazón...
a su alma,
a su ser,
quiero conocer más de él
que me regale sus palabras
y que ocupe el papel que desea.
Quiero sinceramente
ser alguien en su vida,
romper su rutina
y formar parte de su sistema.
da un jardin de flores sin espinas,
me ofrece sus sueños
y me brinda sus locuras
Y yo...
yo que doy a cambio...
Quizás no espera nada de mí,
tal vez soy demasiado distraída...
Hago un llamado urgente a su corazón...
a su alma,
a su ser,
quiero conocer más de él
que me regale sus palabras
y que ocupe el papel que desea.
Quiero sinceramente
ser alguien en su vida,
romper su rutina
y formar parte de su sistema.
miércoles, mayo 28
Agua
Había musgo en las paredes, hojas repartidas en el piso, la tapa del inodoro abajo, el agua de la ducha corría y corría, allí mismo estaba la rasuradora del papá, desarmada y su filo permanecía junto a los otros trozos de máquina. La llave del lavamanos estaba cerrada, pero en él se ha ha posado el agua desde ya hace varios días.
Las peinetas están repartidas por las orillas, justo frente al lavamano, y apegado a un espejo del tamaño de la habitación de 5 por 5 metros; junto a los peines, lleno de mechas de pelo. En un costado de la pared, en el enchufe, estaba conectado el alisador de pelo que yacía quemado por un corto circuito. Había un par de colets junto al dañado artefacto. Y colgado desde la manilla de la puerta cerrada con pestillo, las toallas húmedas.
La ventana de la habitación estaba abierta y por ella entraba el frío de la noche de invierno. Había llovido como nunca antes; y como es habitual, después de cada lluvia una ola de frio, pero esta vez fue el frio mas intenso. La habitación parecía juntar todo el frio de la semana y encerrarla por varias semanas.
Era de noche y la sala estaba tenue, iluminada solo por el reflejo de una luz publica que se veía en la calle. Hay sombra, sombra, sombra y un pequeño rastro de luz, rodeado de mas sombra.
Esta desnuda, temblando, casi morada de frio. Con el cuerpo húmedo, quieta bajo el agua que cae constantemente de la ducha. No habla, no emite sonidos, sólo una respiración algo cansada, intranquila. Está con los brazos caídos, la espalda levemente encorvada. La boca entreabierta por donde entra el aire helado. Su mirada está fija en la gota 900 que hay fuera de la ducha. La observa desde siempre.
Se escuchan murmullos desde afuera, un alarido pequeño, y luego una pregunta. Forcejean la puerta y replican "Te lo ruego, abre, tres días así, y no puedo más"; un nuevo forcejeo y un llanto desenfrenado al otro lado de la puerta. Carol no hace nada, sigue mirando la gota 900. Tras la 35va repetición, ya no se escuchan mas lagrimas, la respiración angustiosa se profundiza y se mezcla con el ritmo del agua que cae. Ella permanece tirada en el suelo ahora, con sus muñecas cortadas y esperando el momento en que el agua se termine de llevar su sangre y quede limpia, su asquiento cuerpo, su sangre intoxicada y su dignidad destrozada no la dejaba vivir; quería purificar su alma de eso que llamo engaño y profanación.
Las peinetas están repartidas por las orillas, justo frente al lavamano, y apegado a un espejo del tamaño de la habitación de 5 por 5 metros; junto a los peines, lleno de mechas de pelo. En un costado de la pared, en el enchufe, estaba conectado el alisador de pelo que yacía quemado por un corto circuito. Había un par de colets junto al dañado artefacto. Y colgado desde la manilla de la puerta cerrada con pestillo, las toallas húmedas.
La ventana de la habitación estaba abierta y por ella entraba el frío de la noche de invierno. Había llovido como nunca antes; y como es habitual, después de cada lluvia una ola de frio, pero esta vez fue el frio mas intenso. La habitación parecía juntar todo el frio de la semana y encerrarla por varias semanas.
Era de noche y la sala estaba tenue, iluminada solo por el reflejo de una luz publica que se veía en la calle. Hay sombra, sombra, sombra y un pequeño rastro de luz, rodeado de mas sombra.
Esta desnuda, temblando, casi morada de frio. Con el cuerpo húmedo, quieta bajo el agua que cae constantemente de la ducha. No habla, no emite sonidos, sólo una respiración algo cansada, intranquila. Está con los brazos caídos, la espalda levemente encorvada. La boca entreabierta por donde entra el aire helado. Su mirada está fija en la gota 900 que hay fuera de la ducha. La observa desde siempre.
Se escuchan murmullos desde afuera, un alarido pequeño, y luego una pregunta. Forcejean la puerta y replican "Te lo ruego, abre, tres días así, y no puedo más"; un nuevo forcejeo y un llanto desenfrenado al otro lado de la puerta. Carol no hace nada, sigue mirando la gota 900. Tras la 35va repetición, ya no se escuchan mas lagrimas, la respiración angustiosa se profundiza y se mezcla con el ritmo del agua que cae. Ella permanece tirada en el suelo ahora, con sus muñecas cortadas y esperando el momento en que el agua se termine de llevar su sangre y quede limpia, su asquiento cuerpo, su sangre intoxicada y su dignidad destrozada no la dejaba vivir; quería purificar su alma de eso que llamo engaño y profanación.
lunes, mayo 26
Soy Niña-Mujer para...
Para que gritarlo, si lo puedo decir en palabras lentas...
ME
GUSTAS
Y YO?....
No me mires más así, de frente, sin decirme nada, parado estático con miedo a lo que pueda hacer. Soy segundos en la vida, son finita y blanca en la panorámica humana. Procuro no ser concepto, porque a veces se desvirtúan. Trato de ser controlada frente a tu presencia, y vuelo un poco más allá al hablar. Puedo ser auténtica y lo suficientemente falsa para no delatarme.
Y yo?... Y yo que soy? Tal vez una imagen borrosa que no se logra leer en el vidrio empañado de la micro que te lleva a casa. Soy quizás un concepto como cualquier otro, que ronda en tu cabeza y transita por las calles de Santiago. Y así como llegué, vendrá otro y otro y me borraré por completo.
Pero para mi que soy, soy todo lo aquello y esto, fue lo que soy en versión poco cobarde y más arriesgada, más emocional y menos pensativa. Antes no sabía leer, y ahora leo en todas partes. Te leo.... y a veces no sé que dices. Fue una niña en caballo, sin miedo y deseosa de salir a correr por Los Andes... Ahora soy una mujer...sin caballo, con miedos y deseosa de salir a correr por Santiago.
Sigo siendo lo mismo...?

domingo, mayo 25
Fijo
Estoy respirando a 10 suspiros por minuto. Y creo que no es suficiente para lograr la manifestación sincera a mi emoción psicológica. Me reconozco como una desconocida.
Mañana probablemente sea yo. Ya cambié nuevamente, los años pasan rápido, o yo
me doy cuenta menos... Mi piel sigue igual, mi pelo mas oscuro, mis ojos mas cambiantes,
palabras mas renovadas con la inmensa masa, y completamente vacía en cuanto a creación.
Estoy pálida, de sueño, de dulce, de salado, de calor, de caricias cosa que últimamente necesito mucho.
Los 10 suspiros son por cada sensación rara, y el minuto para
mi es una larga pero finita "eternidad".
No hay palabras cursis, sino cursis que no saben usarlas. Fijo que no somos así.
Mañana probablemente sea yo. Ya cambié nuevamente, los años pasan rápido, o yo
me doy cuenta menos... Mi piel sigue igual, mi pelo mas oscuro, mis ojos mas cambiantes,
palabras mas renovadas con la inmensa masa, y completamente vacía en cuanto a creación.
Estoy pálida, de sueño, de dulce, de salado, de calor, de caricias cosa que últimamente necesito mucho.
Los 10 suspiros son por cada sensación rara, y el minuto para
mi es una larga pero finita "eternidad".
No hay palabras cursis, sino cursis que no saben usarlas. Fijo que no somos así.
martes, mayo 20
Día prolongado en el tiempo de otoño, vísperas de mi cumpleaños numero 20, esperando hablar con alguien: Logro...
Hoy con lluvia,
frío
o calor,
viento,
micros,
pocas clases,
siesta intermedia,
película
y comida sabrosa...
Me volví a intoxicar.
frío
o calor,
viento,
micros,
pocas clases,
siesta intermedia,
película
y comida sabrosa...
Me volví a intoxicar.
lunes, mayo 19
Pausa
Se detuvo frente a mi, me miró y guardo algunas palabras para sí. Me sonríe como es habitual, y yo amable y coquetonamente le respondo con una cálida ondulación ascendente. Me habla de cómo estoy, que hago... respondo y replico.
Le menciono sus coqueteos con ella, sé que le gusta. Quizás es mutuo, pero es una forma fácil de convencer a este loco que no es como quiero pensar, que no es a mi, sino que soy la excusa para llegar a ella. Luego él me replica con las mismas palabras, relacionándolas al muchacho del "mocka". Sé que lo mío es mentira, pero lo de él, sólo él lo sabe.
[Desearía pensar que no.]
Como el otro viernes, me pregunta si tengo "pololo"; y yo como el viernes anterior, respondo que No. Quizás él no me cree, o quiere creer que no me cree, o quiere hacerme pensar que no me cree. Se lo aclaré. Entre historias ajenas, recordó que el viernes anterior me lo había preguntado, y la dejó como la pregunta del término de semana. Quizás que le responda este viernes... tan cercano a mi cumpleaños. Sé que diré, No. Le coqueteo una vez más, pero disimulo al instante.
Desearía que hubiese un botón [pausa] y poder detener al instante lo que ocurre en ese momento. Verme allí, conversando con él, mirado todo desde afuera. Ver sus ojos brillantes, su sonrisa entre nerviosa, tímida o medio canchera y su postura de prestar atención. Verme a mi, molestándolo y viendo como mi cara se ve roja de vergüenza, porque a mi espalda, mis compañeros ven cada paso que doy. Luego apretaría [play] para seguir, es escuchar su voz, que es lo que realmente me gusta de él. Su voz y sólo su voz. Lo demás me agrada. Sobre todo su manera de coquetear, y lo predecible que resulta.
[Ojalá él pudiera saber esto, sabe que me da miedo, debe saber que algo de él me gusta, que me agrada también. Pero podría leer esto, así como yo alguna vez escucharé un par de temas, provenientes de él. Podría leer esto, y hacérmelo saber. Podría leer esto y ayudar a poner Pausa a nuestra conversación]
Le menciono sus coqueteos con ella, sé que le gusta. Quizás es mutuo, pero es una forma fácil de convencer a este loco que no es como quiero pensar, que no es a mi, sino que soy la excusa para llegar a ella. Luego él me replica con las mismas palabras, relacionándolas al muchacho del "mocka". Sé que lo mío es mentira, pero lo de él, sólo él lo sabe.
[Desearía pensar que no.]
Como el otro viernes, me pregunta si tengo "pololo"; y yo como el viernes anterior, respondo que No. Quizás él no me cree, o quiere creer que no me cree, o quiere hacerme pensar que no me cree. Se lo aclaré. Entre historias ajenas, recordó que el viernes anterior me lo había preguntado, y la dejó como la pregunta del término de semana. Quizás que le responda este viernes... tan cercano a mi cumpleaños. Sé que diré, No. Le coqueteo una vez más, pero disimulo al instante.
Desearía que hubiese un botón [pausa] y poder detener al instante lo que ocurre en ese momento. Verme allí, conversando con él, mirado todo desde afuera. Ver sus ojos brillantes, su sonrisa entre nerviosa, tímida o medio canchera y su postura de prestar atención. Verme a mi, molestándolo y viendo como mi cara se ve roja de vergüenza, porque a mi espalda, mis compañeros ven cada paso que doy. Luego apretaría [play] para seguir, es escuchar su voz, que es lo que realmente me gusta de él. Su voz y sólo su voz. Lo demás me agrada. Sobre todo su manera de coquetear, y lo predecible que resulta.
[Ojalá él pudiera saber esto, sabe que me da miedo, debe saber que algo de él me gusta, que me agrada también. Pero podría leer esto, así como yo alguna vez escucharé un par de temas, provenientes de él. Podría leer esto, y hacérmelo saber. Podría leer esto y ayudar a poner Pausa a nuestra conversación]
jueves, mayo 15
Pauta de Lectura
Los veranos siempre han sido similares, uno tras otro, tal vez por la monotonía o simplemente las tradiciones; uno siempre puede ver el lado del vaso que se prefiera. Pero nada es tan perpetuo como se cree, y se experimenta... se disfruta luego. Cuál es el error de la gente, de nosotros... es querer hacer de esa experiencia eterna, y para cuando ya la hemos vivido la quinta vez, no nos parece interesante; e incluso perdemos la razón del por qué se hacía al inicio.
En verano, se añora que el verano se aleje pronto por el abrumador calor, pero durante invierno, muchos desean que sólo llegue el verano para entibiar el cuerpo, o quizás algún rinconcito del alma. En verano, me puedo sentar en un banquito de la plaza más cercana, y mirar los pájaros cantar [o quizás refunfuñar por el calor] y en invierno, yo por lo menos, suelo sentarme en las noches para mirar por la ventana de la pieza de mi madre, hasta tarde [o temprano, de acuerdo a como se considere la madrugada] para ver llover, sentir el glip de las gotas, los rayos y truenos estremecer el piso e iluminar el suelo; o simplemente sentir, escuchar el silencio, sentir el olor a humedad, a lluvias que vendrán, y como es costumbre en mí... cuestionar lo que hago, preguntarme esto, y lo otro; destruir con especial elegancia sueños e ilusiones, y curarme yo misma de esas heridas que se empezaban a hacer.
Creo que para eso último, no me hace falta el invierno, ni la lluvia, ni los rayos o truenos; ni menos conquistas nuevas o promesas mandadas por radar. Me agrada hacerme dejar de soñar; y a la vez aborrezco eso de mi, ya que no me deja gritar o decir nada. Ahora... que veo que hacer siempre lo mismo aburre; mi nueva fórmula de "clic" y seguir al instinto, pero controlarlo por mi intuición, es algo similar a lo anterior [donde ocupaba la razón y la emoción] sólo que ahora tendrá nuevos resultados creo yo.
Este es... un texto extraño; no tuve conciencia de que lo escribía, pero en fin. Miles de cosas, y no dije mucho más de lo que sabia. Y al final marqué la pauta de lectura de mi mente actualmente: Realmente sentía unas ganas enormes de escribir poesía el martes; quería gritar lo que sentía, pero sólo podía recitarlo; y nadie escuchaba, y nadie prestaba atención; y no tuve tiempo para recordarla. Esta semana deje muchas cosas de lado, y mi alma está fatigada. Por fin sé porque estoy así.
viernes, mayo 2
Causa de Amor - Francisco Brines
Cuando me han preguntado la causa de mi amor
yo nunca he respondido: Ya conocéis su gran belleza.
(Y aún es posible que existan rostros más hermosos.)
Ni tampoco he descrito las cualidades ciertas de su espíritu
que siempre me mostraba en sus costumbres,
o en la disposición para el silencio o la sonrisa
según lo demandara mi secreto.
Eran cosas del alma, y nada dije de ella.
(Y aún debiera añadir que he conocido almas superiores.)
La verdad de mi amor ahora la sé:
vencía su presencia la imperfección del hombre,
pues es atroz pensar
que no se corresponden en nosotros los cuerpos con las
almas,
y así ciegan los cuerpos la gracia del espíritu,
su claridad, la dolorida flor de la experiencia,
la bondad misma.
Importantes sucesos que nunca descubrimos,
o descubrimos tarde.
Mienten los cuerpos, otras veces, un airoso calor,
movida luz, honda frescura;
y el daño nos descubre su seca falsedad.
La verdad de mi amor sabedla ahora:
la materia y el soplo se unieron en su vida
como la luz que posa en el espejo
(era pequeña luz, espejo diminuto);
era azarosa creación perfecta.
Un ser en orden crecía junto a mí,
y mi desorden serenaba.
Amé su limitada perfección.
[Un hermoso poema que descubrí hace una semana,
de un libro ajeno;
pero de palabras bastantes cercanas.
Que CORTO se hizo el tiempo en esa charla]
yo nunca he respondido: Ya conocéis su gran belleza.
(Y aún es posible que existan rostros más hermosos.)
Ni tampoco he descrito las cualidades ciertas de su espíritu
que siempre me mostraba en sus costumbres,
o en la disposición para el silencio o la sonrisa
según lo demandara mi secreto.
Eran cosas del alma, y nada dije de ella.
(Y aún debiera añadir que he conocido almas superiores.)
La verdad de mi amor ahora la sé:
vencía su presencia la imperfección del hombre,
pues es atroz pensar
que no se corresponden en nosotros los cuerpos con las
almas,
y así ciegan los cuerpos la gracia del espíritu,
su claridad, la dolorida flor de la experiencia,
la bondad misma.
Importantes sucesos que nunca descubrimos,
o descubrimos tarde.
Mienten los cuerpos, otras veces, un airoso calor,
movida luz, honda frescura;
y el daño nos descubre su seca falsedad.
La verdad de mi amor sabedla ahora:
la materia y el soplo se unieron en su vida
como la luz que posa en el espejo
(era pequeña luz, espejo diminuto);
era azarosa creación perfecta.
Un ser en orden crecía junto a mí,
y mi desorden serenaba.
Amé su limitada perfección.
[Un hermoso poema que descubrí hace una semana,
de un libro ajeno;
pero de palabras bastantes cercanas.
Que CORTO se hizo el tiempo en esa charla]
jueves, mayo 1
Sin hora de reloj
De un sueño grande, sin color, sin luz, desperté furtivamente, evitando caer en el sueño profundo. Las escaleras de ella, era inclinadas que no podía subirlas; y ver en la cima a quien se quiere alcanzar, se perturban más mis movimientos lánguidos por la cama. Ya no quería soñar.
Desperté, sí; desperté pasmada, intranquila y sin reconocer la pieza. Sentía un dolor inmenso en mis brazos, y traté de alcanzar la lámpara de mano que está cerca de mi almohada. Todo el sonido de la ciudad se había situado en mis oídos, y el silencio completo se hacía en mi entorno, esperando servirme. Busqué el reloj, más no vi horas, ni minutos. El grito de la ciudad se había apagado para despertar de mi sueño, y creer que había enloquecido; mi cabeza reventó en la almohada; y los pensamientos quedaron esparramados en ella. Y no sentí nada... nada... no, sólo silencio, nada más.
Las ventanas estaban transparentes, y se veía más de lo habitual por ellas, y un millar de ciudades estaban frente a mi, la torre de Tokio, Museo Louvre, El Arco; La Herradura del Norte de Chile y miles de fotografías de ayer. Comprender no me resulta fácil, tener tantas cosas frente a mi de lo que pasó una vez, como aquella nube que ambos llamamos sol. Quisiera comprender eso. No puedo dormir más, eso es claro. Me senté en la cama y vi el corazón roto de alguien, trate de decirle algo, pero él se derritió.
Y si pudiera sentir que caigo nuevamente en el sueño de sabor agridulce, tal vez vuelva a ver esa nube y estemos, nuevamente, esperando el invierno. Me mareo con tantas imágenes y recuerdo de la primavera más calurosa de mi década; quizás está mal por esto del calentamiento global; pero creo que eso no es lo mas difícil, no es lo mas complejo para mi; sino es recordar esa difícil mañana de Paris, o esas sagradas vacaciones en el Norte.
No puedo parar de mirar, así que apoyé mis pies en el suelo y bailé. El piso se movió y se cayeron tus zapatos. Mi boca no podía tararear tu canción y nuevamente me acosté. Ver la cama desde este ángulo es familiar, pero no ver este lado, es raro cuando siempre lo ocupaban. Ese era el espacio que no quería perder, más nunca desocupar. Y ver las sábanas recogidas abajo de mis pies, es como perderme en el mar, donde jugaba en las noches de insomnio, en esta misma cama.
No vi más las horas del reloj, ahora veo minutos, y esto me resulta difícil. Ahora que veo que hay en mi pieza, puedo seguir soñando. Minuto a minuto.
Desperté, sí; desperté pasmada, intranquila y sin reconocer la pieza. Sentía un dolor inmenso en mis brazos, y traté de alcanzar la lámpara de mano que está cerca de mi almohada. Todo el sonido de la ciudad se había situado en mis oídos, y el silencio completo se hacía en mi entorno, esperando servirme. Busqué el reloj, más no vi horas, ni minutos. El grito de la ciudad se había apagado para despertar de mi sueño, y creer que había enloquecido; mi cabeza reventó en la almohada; y los pensamientos quedaron esparramados en ella. Y no sentí nada... nada... no, sólo silencio, nada más.
Las ventanas estaban transparentes, y se veía más de lo habitual por ellas, y un millar de ciudades estaban frente a mi, la torre de Tokio, Museo Louvre, El Arco; La Herradura del Norte de Chile y miles de fotografías de ayer. Comprender no me resulta fácil, tener tantas cosas frente a mi de lo que pasó una vez, como aquella nube que ambos llamamos sol. Quisiera comprender eso. No puedo dormir más, eso es claro. Me senté en la cama y vi el corazón roto de alguien, trate de decirle algo, pero él se derritió.
Y si pudiera sentir que caigo nuevamente en el sueño de sabor agridulce, tal vez vuelva a ver esa nube y estemos, nuevamente, esperando el invierno. Me mareo con tantas imágenes y recuerdo de la primavera más calurosa de mi década; quizás está mal por esto del calentamiento global; pero creo que eso no es lo mas difícil, no es lo mas complejo para mi; sino es recordar esa difícil mañana de Paris, o esas sagradas vacaciones en el Norte.
No puedo parar de mirar, así que apoyé mis pies en el suelo y bailé. El piso se movió y se cayeron tus zapatos. Mi boca no podía tararear tu canción y nuevamente me acosté. Ver la cama desde este ángulo es familiar, pero no ver este lado, es raro cuando siempre lo ocupaban. Ese era el espacio que no quería perder, más nunca desocupar. Y ver las sábanas recogidas abajo de mis pies, es como perderme en el mar, donde jugaba en las noches de insomnio, en esta misma cama.
No vi más las horas del reloj, ahora veo minutos, y esto me resulta difícil. Ahora que veo que hay en mi pieza, puedo seguir soñando. Minuto a minuto.
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