lunes, enero 21

Varé

Me desperté entre nubes, y pensé que por una extraña razón estaba perdida. Pensé por momentos que sin saber, en un estado de inconsciencia, había tomado un barco, con toda mi familia (la cuál no es muy numerosa) y nos habías embarcado en el ancho Océano Pacífico (otro hecho bastante improbable, ya que no gustan del mar). Creí que durante el viaje, habíamos sufrido una tormenta, y que el barco tocó fondo, y cada uno de nosotros varó en un lugar, y justo yo, en el más extraño.

Poco a poco desperté a mi cuerpo entero, esa sensación de hormiguitas me tenía un tanto inquieta. Creo que el estar en el agua (después del supuesto naufragio) me relajó bastante. Cuando reaccioné por completo, intenté reconocer el piso que pisaba, el aire que olía, el sonido que escuchaba, sentir que lo sentía. Es mágico este lugar, no he visto a nadie y ya me parece un cuento, los colores son fuertes, y a pesar de ser de noche, veo cada color como si de ellos saliera una luz destellante. A lo lejos veo mujeres danzando, son como sirenas sin cola de pez, pero claramente no son humanas. Bailan con morados y violetas, rosados fuertes, casi fucsias, y dorados que entre sus faldas traposas se dejan ver. Parece que fueran sus piernas, si, sus piernas son doradas, o emiten ese color. Tienen coronas que combinan con sus trajes de mora y fresa, y sus ojos, creo que son negros, profundos, especiales como los que alguna vez conocí por allí.

Una de ellas me ha visto, lo sé. Por eso se acerca a mi tan insinuante, son coquetas. Ella sacó una flor, la cual de inmediato volvió a crecer, y me la entregó. Me invitó a bailar, pero eso siempre me ha dado vergüenza, me insiste, y sobre mi, sopla una montañita de brillo que puso sobre su mano, y yo cubierta de ella, siento un calor... mas bien tibio, y mariposas en mi vientre. Parezco una enamorada; al verme nuevamente tengo un traje similar al de ellas, y mi cuerpo se guía solo por el compás de la música alegre y chispeante. Es un carnaval.

Me siento como una sirena, pero sin mi forma de pez, no me siento humana, porque creo en esto, y son tan mujer como ellas se dejan ver. De pronto, a lo lejos, se escuchan gruñidos, y la música bajó un poco su ritmo y volumen. Allá vienen avanzando un grupo de hombres, que parecen cavernícolas, de la historia antigua, pero no lo son humanos, no. No existirían. Son, son algo más. A mi me dan miedo, pero ellas no les temen, confío en que ellas son sabias. Las miran, nos miran y delicadamente se ponen frente de cada una y nos miran, nos miran, nos miran, nos miran, mas cerca, nos miran, nos miran, nos miramos, nos miramos, nos miramos, y ellos suspiran.

¡Ahora continua la danza!

Veo peces volar, una ballena, grande, hermosa y ojos brillantes, moviendo sus aletas con placer descontrolado. Veo aves salir del mar y volver a entrar con una alegría inmensurable. Incontenible. Veo dragones volar por el cielo y por entre las ballenas, uno de ellos me invita a subir. (No podía perder la oportunidad) Monté sobre él y recorrí el cielo, vi las nubes acariciarme y como bufandas alrededor de mi cuello. Veo las mujeres mas bellas desde las alturas, igual de hermosas y brillantes, y a sus admiradores contemplándolas y dedicándoles bailes de amor. Casi en el inicio del fondo del mar, veo una sirena gigante, peinando sus cabellos, y el mar jugando junto a ella.

Cuando he llegado el dragón a decidido dormir, descansar. y se acurruca junto a mi. La adrenalina no me deja dormir, estoy volando, soñando, viviendo tal vez, a lo mejor, lo mejor de mi vida, todo por tomar un barco con trágico final.

Estoy como entre flores (que no me dan alergia), feliz, femenina, en mi templo. El dragón me invita a dormir entre su enrollado cuerpo cálido. Y allí mismo es donde me he puesto a ver las estrellas, allí pasó una, dos, tres estrellas fugaces, una docena luego, después no las alcance a contar, fueron muchas. Poco a poco mis piernas comenzaron a sentir a la marcha de hormigas, una mujer se acercó y me roció de mas brillo y dejo una flor, la mas hermosa sobre mi. No recuerdo mas.


Desperté y estaba durmiendo... aún, con el hormigueo en mi cuerpo, con la flor sobre mi pecho, y con esas mariposas en el estomago. Ahora conocía el lugar. Santiago resulta frío al verlo ahora, más me queda un recuerdo de flor para guardar en mi bolsillo.

¡Un momento, en mi bolsillo, ahora junto a la flor, he encontrado un papel, una tarjeta, brillante y de fresa, frutilla y frambuesa, dice ser el pasaporte al mundo que fui. Dentro hay pasajes, de viajes innumerables que puedo disfrutar.!


Creo que si, varé. En una plaza, por un barco, pero de mis sueños al mas allá, lejano sin fin de colores mágicos y carnaval.

1 comentario:

arcangel negro dijo...

definitivamente amo como escrives un beso cuidate mucho

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