sábado, enero 26

Póstumo y Fractal

Invierno.
Huesos en la tierra y charcos de sangre rodeando la chaqueta. Lluvia, y la sangre corriendo, los huesos hundiéndose en el lodo, el barro negro y espeso. Allí se perdió.

Para la primavera de ese mismo anónimo año, los huesos habían sido enterrados a voluntad de San Isidro, y no es más que el recuerdo de lo que quedó allí, como una figura sin forma, lo que da la memoria al olvido.

Ocho semanas pasa Camila buscando hormigas en el patio de su casa. Su búsqueda no ha arrojado mas que gusanos enroscados, huyendo de sus manos y del ansioso vaivén de la tierra húmeda.
Novena semana. Un vaso con agua termina por ahogar a los gusanos. Ya no se enroscan, y se van con el agua las hojas que cubrían el lugar. Los gusanos se perdieron en el barro, en el lodo negro y sucio.

Pastor Alemán de extraña procedencia, roba un hueso también de extraña procedencia. Entra al basural, y en su escondite, caba un espacio ideal para un hueso saludable como ese. Lo entierra, lo cubre bien y orina sobre él. Los restos de tierra suelta ya no están.

Bastián lee sobre el holocausto alemán, le resulta aterradora la historia. Terminada la lectura, va a ver T.V. Los conocimientos son ocultos por Nickelodeon y Cartoons Network. Un poco de propaganda de National Geographic Chanel, y todo pasa desapercibido.

Verano.
Claudia, se reconoce como lesbiana, por temor se rehusa a reconocer aquello. Decide enterrar su vida oculta e inventar algo más fácil para vivir. Sabe que lo suyo es un enfermedad, algo genético, hormonal. Pero no hay solución para ella hoy. Se casa con Hugo, pretende ser madre.

5 meses después. Otoño. Hugo será padre dentro de cuatro meses. Camino a casa encuentra a un pastor alemán, se lo quiere dejar, pero a Claudia no le gustan los perros. Desecha la idea, la elimina, compra un ramo de rosas en la esquina a Camila. El perro creyó que iría con él.

Camila vio al perro, y lo llevó a su casa. Lo alimentó, pero acabó la armonía cuando Bastián llegó y con agresividad golpeó a la hija y se llevó al perro al basural más cercano y lo botó. Muerto. La niña ni su madre denunció el hecho. Un perdón selló el momento.

Los cachorros van a ver a su progenitor, muerto. Un perro de barrio, aprovecha el momento y previa búsqueda del hueso, lo extrae y se va rumbo al campamento. El lodo negro y sucio, el barro que rodea las media aguas las hacen ver sucias. Cerca de ellas, el perro escarba, y une a su colección de huesos con olor aún a carne, su reliquia. La policía buscaba en el sector al padre de Claudia, desaparecido hace un año.

Policía encuentra un cuerpo, que gracias a pruebas de ADN, es reconocido y enterrado. Nunca se supo quien era el criminal. Su victimario, ladrón famoso, aún golpea a su hija y a la madre de ella. Siempre sellando con un lindo "PERDÓN".

1 comentario:

Anónimo dijo...

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