martes, marzo 31

Día #16 : Lo nuevo

En una habitación, sentados junto a la ventana, la noche cayó completamente, en silencio. Solo la luz de la mesa de noche los acompaña.  Los dos se ven de la misma edad. Conversan sin despegar la mirada del horizonte.

-¿Viste cómo está afuera?-

- Si, oscuro. ¿Qué tiene de especial?

- ¿Sólo eso? Mira cómo está...

- No tiene nada de especial.  Es lunes, mañana todos deben trabajar.  Por eso está así, callado.

- No está callado, está vacío...

- Es lógico, no hay permiso para salir. Tenemos que estar encerrados.

- Lo dices sin sentir ningún aprecio por ello.

-Lógico, estamos en una pandemia, ¿qué esperas, que salte en un pie?

Se escucha un grito en algún lugar.  Un grito de celebración.

- Y ¿Ahora?

- ¿Qué tiene? (rezonga) Es semana, hay restricción, hay pandemia. Es todo lo que no quería para este año. (se nota molestia)

- ¿Qué querías para este año?

- Quería hacer cosas nuevas. (se ve decepción)

- Entiendo...(aumenta el entusiasmo) no te quiero convencer pero...

- ¿Con qué disparate vas a salir ahora? (Sonríe)

- (Sonríe) Creo que estamos viviendo algo nuevo.  Todos juntos...

- Ya... (con curiosidad) desarrolla tu idea.

- La última pandemia fue hace 100 años si no me equivoco, creo que hay pocas personas vivas que lo recuerden y que, claro, hayan sobrevivido.

- Ya...

- Eso ya es nuevo... creo que en mucho tiempo más volveremos a ver las calles así... solitarias.

- Puede ser...

- Costará volver a encontrar este silencio, dónde el festejo de uno hace eco en todas partes.

- Pero quizás... (tratando de elaborar una idea)

-No sé si tendré el agrado de poder estar aquí, frente a esta ciudad dormida, escuchando el silencio.

- Puede que no... (reflexiona)

- Exacto, puede que no logre volver a estar aquí, sintiendo como tu respiración y la mía hacen melodía en la ciudad. Hoy cada uno de nuestros sonidos más sutiles complementan el silencio.

- No... (con duda)

- No quiero convencerte de que esto es algo maravilloso. Porque tampoco lo estoy disfrutando del todo, pero creo que es un regalo tener la posibilidad de ver Santiago así, como un gatito negro durmiendo su siesta. Lento, somnoliento, indefenso.  No creo que vuelva a ver la ciudad así en mucho tiempo, y si vuelve a ocurrir, no sé si estaré contigo, compartiendo el mismo espacio.

- Pero... ¿no te da miedo? (con preocupación)

- Si... pero hace tiempo le perdí el miedo a la muerte... creo que al dolor también le perdí el miedo.  Si me enfermó grave, sé que sufriré, me arrepentiré de cosas y hasta creeré en Dios de nuevo... pero ¿y qué? Acaso pasaré este tiempo con miedo.

- Supongo que no...

- No quiero pasar así este tiempo. Jamás pensé en vivir esto. El 2019 viví uno de los estallidos sociales más importantes del país, de esos que pasan a los libros, y luego de todo el caos que pasó por mi cabeza, noté que estaba viviendo la historia.  Y que ya no habrían nuevas sorpresas como esas.

- (ríe) ya.

- Y míranos, en medio de una pandemia, mostrando lo mejor y lo peor de la gente. Viendo como el hombre se muere antes que su carne.

- Que optimista.

- Para nada. No te sorprendas si después de esto la gente sigue igual...

- ¿Por qué dices eso?

- Porque estamos viviendo la historia, el punto de inflexión.  Dónde empezamos algo nuevo, o seguimos buscando algo nuevo que hacer. En eso nos pasamos 100 años y podrían pasar 100 años más.

- Uf. que profundidad en tus palabras...

- Lo siento, la ciudad así me da confianza...

- A mi me pone en alerta.... y en aburrimiento. (ríe)

- En serio... no lo había notado... (ríe)

- Que oscuro está todo...

- Ven, vamos a dormir.  Mañana será un nuevo día...

- (ríe) que ironía...

Se alejan de la ventana, se apaga la luz de la habitación. La ventana queda abierta, por donde se ve la ciudad negra mientras algunas luces titilan. El zumbido del silencio se escucha desde todas parte. Aún queda mucha noche.





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