miércoles, marzo 13

La noche

El grito de las calles retumbaron en el eco del vaso a medio terminar. El viejo mantenía su mano sujetando el objeto que le permitía llenar el estanque de angustias diarias. Sentado en la berma se encontraba el hombre de cabellos blancos, que seguía con sus ojos arrugados cada auto que pasaba cerca de él. Parecía invisible para el mundo. Un vaso de vino esa su mejor amigo, y era la extensión de vida. Cada noche el anciano observa las extrañas experiencias de la vida, observa los asaltos, intercambios de fluidos, sustancias, los orines de los niños, caídas en bicicleta y perros atropellados. Sin embargo esa noche fue diferente...esa noche simplemente vio una estrellas fugaz gigante pasar por el cielo, esa, curiosamente, fue la noche en que se sintió más acompañado e importante.

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