viernes, febrero 1

Peces Ahogados

Se encontró flotando entre nubes de agua, y observando como los peces se ahogaban en sus bolsillos. Se cuestiona pasos dados, y derrama una mirada amarga al paso cansado de un viejo sin brazo.

¿Por qué está allí?
¿Por qué atormenta mis días ese viejo manco?

Quizás cuando creo saber más cosas, descubro que dentro de toda mi simpleza, hay una complejidad creada por mi para mi propio fin.  Sin embargo, quizás ese viejo quiere mostrarme algo que frente a mis ojos no está. Quizás cuando ese viejo manco me habla de su vida, mientras todos escuchan ignorantes del sonido, debo replantearme, y darme cuenta que frente a todo lo que me atormenta, tengo la paz tan añorada.  Quizás debo ayudarlo, y ser su brazo. Quizás debo reírme de él, porque sólo así me reiré de mi mismo. Y porque riéndome de mi mismo, podré despertar de mi sueño profundo de comodidades y temores innecesarios.  Podré mirar al futuro y revivir a los peces muertos. Porque podré jugar a ser Dios, y reviviré a los muertos, a mis propios muertos, que dejé en el camino por miedo a quedarme atrás, o mejor dicho por avanzar por camino seguro.  Quizás ese día, encontraré a mis muertos más vivos que nunca. Quizás entre ellos estará el viejo manco diciéndome.

Uno no se imagina que pasa hasta que le pasa, y se debe aprender a vivir con eso. Pero disfrutando vivir lo vivido. Amándome sin mano. Inventando mi propia mano para avanzar.

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