lunes, junio 4

Cuando dejé

Cuando dejé de ver las flores, un gran árbol de frutos estaba frente a mi.  Sano y vigoroso estaría allí de pie.

Cuando dejé de contar historias, me comí un gran silencio. Pero las palabras llegaron a calmar mi vacío.

Cuando dejé de creer, apareció una muestra de ella en todas partes. Para creer.

Cuando dejé de escribir, ya había retomado mis palabras y me había vuelto a mi sitio. Mi verdadero sitio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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