Cuando dejé de contar historias, me comí un gran silencio. Pero las palabras llegaron a calmar mi vacío.
Cuando dejé de creer, apareció una muestra de ella en todas partes. Para creer.
Cuando dejé de escribir, ya había retomado mis palabras y me había vuelto a mi sitio. Mi verdadero sitio.
1 comentario:
No dejes de escribir!
Publicar un comentario