jueves, abril 12

El sino de las cosas.

El día que se deje de pensar será el día de gloria, pero también el día de perdición.  No tendremos que pensar si está correcto o no. Si traerá consecuencias o no. Si nos hará feliz o no. El día que dejemos de pensar, la mitad de mi estará feliz, estará contenta de que miles de luces apagadas que tengo en mi se iluminen, que iluminen mis zonas oscuras y pueda bailar sobre el pecho de la noche y del alba.

Pero el día que deje de pensar, tendré que asumir errores, decepciones y golpes. El día que deje de pensar lloraré más de todo lo que he llorado y caminaré descalza por piedrecillas.

De todas formas quiero dejar de pensar. Tan sólo para saber que se siente.


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