"Ojos marchitos y manitas heladas esperaban desgarrar y retroceder ciertas historias que no se pueden contar ya".
Caminé por las callecitas de un colegio completamente distinto donde estudié, con toda esa gente que se cruzó en mi carrera. En los pasillos, corría viento, y la gente caminaba como si no conociera a nadie, nadie miraba, nadie me veía. De entre la gente, aparece una de mis amigas, y sola me lleva a recorrer el lugar, y me indica como llegar a la sala donde la gente que actúa estaba. Pasé por el patio, ella me seguía acompañando, pero me sorprendía que estuviera sola, y no con la otra chica. [Nosotras fuimos conocidas como las tres mosqueteras]
He mirado a todos lados pero no encuentro nada que me guíe al lugar, veo tantas caras conocidas, saludo a tanta gente que parece que me conociera sin hacerlo. Todo me confunde. En el recorrido, ha entrado como a un Supermercado, allí me encontré con Gabriel... lo saludé, creo que quería hablar conmigo, pero me fui. Creo que normalmente he hecho eso con él. Luego me encontré con él, lo saludé, le besé su boca, pero tuve la necesidad de huir de allí. Cuando por fin me alejé, apareció mi amiga Natty, ella me indicó el camino y tuvo la intención de acompañarme, pero se quedó jugando futbol en el patio principal, yo intenté cruzar una cancha improvisada, yo avanzando sobre mis brazos y mis piernas arrastrándose por el piso. Dos veces intentaron golpearme en la cara, sin lograrlo. Al pasar la cancha, me puse de pie, sobre piernas muy bellas, y caminé, avance y vi desde lejos la sala donde debía ir.
Todos estaban almorzando, lo vi allí sentado, comiendo solo. Quería mirarlo, pero lo evitada, y allí en el otro extremo de la mesa, estaba Oma, comiendo sola, conversamos, mientras mis ojos se iban a buscarlo a él... que ya terminaba de comer. No se veía triste, quizás un poco más grande. Mi amiga jamás me ha hablado de Natty, es como si no se conocieran, que miedo sentí. Mi amiga me dijo que la sala de teatro estaba tras una gran muralla, y que debía irme por el pasillo que me indicaba, mientras por el mismo lugar veía como Daniel se iba después de comer. Él jamás me vio, pasé completamente desapercibida, como si nunca me conociera, ni siquiera me haya visto. Lo vi perderse entre la gente, allí en el ese colegio universitario. Miré hacia los rincones, hacia los pasillos, hacia el patio donde seguía jugando Natty, y allí en el casino, estaba Oma. Todos avanzaron rápido, mi visión se perdió, y cuando todo se tranquilizaba vi mi cuarto. Y yo con esa sensación tan amarga.
"Ojos marchitos y manitas heladas, eso no era nada a como me moría de pena por dentro"
lunes, noviembre 28
sábado, noviembre 19
No sé
No sé por qué, pero siento que todos los días son como el primero, y todos como el último.
No sé porque creo que quiero más a la gente ahora que antes.
No sé porque ahora he canalizado muchas cosas de otras formas.
No sé porque extraño a la gente.
No sé porque extraño que comenten estas cosas que escribo.
Pero principalmente extraño saber lo que no sé.
No sé porque creo que quiero más a la gente ahora que antes.
No sé porque ahora he canalizado muchas cosas de otras formas.
No sé porque extraño a la gente.
No sé porque extraño que comenten estas cosas que escribo.
Pero principalmente extraño saber lo que no sé.
domingo, noviembre 13
Raíz perdida
...Porque sigo con la misma pena desde el jueves, aunque el camino se ha llenado de rinconcitos de luz, sigo con la misma pena desde el jueves.
Imagíname allí, sentada en una sala enorme con miles de caras, casi todas desconocidas. Sentada allí esperando que la función comience, extasiada con el solo hecho de pensar en verlos. Y listo, las luces se apagaron y comencé el viaje más triste que hace mucho no realizaba, allí sentada sola, entre esa historia por narrarse y yo. Llegué a 1889, en Chile, cuando se llevaban a esos nativos tan lejos de sus nidos, los vi pude entrar por los pasillos del barco, donde ellos iban atrapados en jaulas de animales, esas personas de piel humana, con caras de terror e inseguridad, yo los vi, y los vi morir frente a mis ojos, y vi a esos franceses burlarse de ellos y abusar de su ignorancia europea, más los indigenas nunca se burlaron de la ignorancia a la vida que esos hombres poseían. Vi como dos llegaron a Francia, y como se aferraron a la vida, una vida cruda que el Gobierno de Chile y Europa le ofrecieron sin consultar. Indiscriminadamente, ellos y los otros aborígenes se aferraron a sus deseos de volver a su raíz. Mientras la Patagonia reclamaba a sus hijos, sus herederos y creadores de vida; allá en Europa, la gente los observaba como pobres animales de zoológico, y yo los vi, los vi aterrados, sin poder hacer nada.
Vi como gente se apiado de ellos, pero como eso no sirve de nada frente al poder y la ambición. Vi como mi sangre se enfermaba y se destruía cada vez que uno de ellos se enfermaba o moría, como desaparecía del firmamento físico, y como lejos de su tierra pasaban a ser alma. Y no pude hacer nada, porque todo parecía una pesadilla, y porque cuando quise que ese sueño terminara feliz, cuando ellos me dieron la opción de jugar con la esperanza y ver su liberación y dicha al llegar a la Patagonia; todo se desploma a mis pies, y veo morir mi sangre por completo, mi raíz, mi origen, mi inicio en un lugar de tierras desconocidas, y como frente al frío de Europa, el cuerpo del Extranjero, el último Hain, desaparece como si fuera un escombro, una basura, algo que la gente ya no quiere usar, que ya no le sirve.
Entonces... en frío, y con el más puro dolor que llevo dentro, me cuestiono... y concluyo ¿Qué cambio puedo buscar, si venimos de historias así? ¿Qué amor a la Patria puedo crear, si el amor nunca existió en mi pasado? ¿Cómo puedo exigir integración y no discriminación, si somos fruto de ello? ¿Cómo me puedo quedar inmóvil, cuando algo de siglos sigue ocurriendo hoy?
Me duele el pecho... otra vez quiero llorar.
Imagíname allí, sentada en una sala enorme con miles de caras, casi todas desconocidas. Sentada allí esperando que la función comience, extasiada con el solo hecho de pensar en verlos. Y listo, las luces se apagaron y comencé el viaje más triste que hace mucho no realizaba, allí sentada sola, entre esa historia por narrarse y yo. Llegué a 1889, en Chile, cuando se llevaban a esos nativos tan lejos de sus nidos, los vi pude entrar por los pasillos del barco, donde ellos iban atrapados en jaulas de animales, esas personas de piel humana, con caras de terror e inseguridad, yo los vi, y los vi morir frente a mis ojos, y vi a esos franceses burlarse de ellos y abusar de su ignorancia europea, más los indigenas nunca se burlaron de la ignorancia a la vida que esos hombres poseían. Vi como dos llegaron a Francia, y como se aferraron a la vida, una vida cruda que el Gobierno de Chile y Europa le ofrecieron sin consultar. Indiscriminadamente, ellos y los otros aborígenes se aferraron a sus deseos de volver a su raíz. Mientras la Patagonia reclamaba a sus hijos, sus herederos y creadores de vida; allá en Europa, la gente los observaba como pobres animales de zoológico, y yo los vi, los vi aterrados, sin poder hacer nada.
Vi como gente se apiado de ellos, pero como eso no sirve de nada frente al poder y la ambición. Vi como mi sangre se enfermaba y se destruía cada vez que uno de ellos se enfermaba o moría, como desaparecía del firmamento físico, y como lejos de su tierra pasaban a ser alma. Y no pude hacer nada, porque todo parecía una pesadilla, y porque cuando quise que ese sueño terminara feliz, cuando ellos me dieron la opción de jugar con la esperanza y ver su liberación y dicha al llegar a la Patagonia; todo se desploma a mis pies, y veo morir mi sangre por completo, mi raíz, mi origen, mi inicio en un lugar de tierras desconocidas, y como frente al frío de Europa, el cuerpo del Extranjero, el último Hain, desaparece como si fuera un escombro, una basura, algo que la gente ya no quiere usar, que ya no le sirve.
Entonces... en frío, y con el más puro dolor que llevo dentro, me cuestiono... y concluyo ¿Qué cambio puedo buscar, si venimos de historias así? ¿Qué amor a la Patria puedo crear, si el amor nunca existió en mi pasado? ¿Cómo puedo exigir integración y no discriminación, si somos fruto de ello? ¿Cómo me puedo quedar inmóvil, cuando algo de siglos sigue ocurriendo hoy?
Me duele el pecho... otra vez quiero llorar.
jueves, noviembre 10
Bajo mi falda, estrellas
Completo el silencio que hoy me molesta con algo de Ximena Sariñana. Hoy es de esos días para hablar largamente, dar un abrazo o rezar, pero ninguna de las tres opciones están a mi alcance ahora. Falta el espacio para conocer el origen, quisiera proponerme encontrar el eslabón perdido del hombre, y quizás allí encuentre lo que busco. Tal vez llegue a escribir otra vez del mar, del sueño, y la tierra que nutre mis pies cuando la toco, quizás vuelva a crear esas historias tan falsas de mi, y quizás tenga que inventármelas tan bien para tener algo de acción en la monotonía del cuarto, mientras tanto veo correr a los animales por mi techo, y gozaré un instante de las estrellas que se meten bajo mi falta, y esa forma tan peculiar de hacerme cosquillas.
No tengo nada más que contar, ¿Y tu?
No tengo nada más que contar, ¿Y tu?
sábado, noviembre 5
No es hoy
Hoy no tengo más secretos, sólo silencios que no pude callar, y gritos que olvidé oír. Hoy quisiera ser el rol de alguien especial en la vida de alguien. Que me sueñe y ser parte de sus pensamientos, y que sin miedo me diga:
"Hoy no tengo más secretos que te quiera ocultar, callaré los silencios, y te haré oír los gritos que suenen como melodías en tus oídos"
No sé cuanto falte para eso, pero creo que no es hoy.
"Hoy no tengo más secretos que te quiera ocultar, callaré los silencios, y te haré oír los gritos que suenen como melodías en tus oídos"
No sé cuanto falte para eso, pero creo que no es hoy.
jueves, noviembre 3
Megamicrologia
Por que otra vez inicia igual. Lo que tengo claro, es la falta de claridad absoluta en todo esto, a veces parece broma, pero lo incierto es lo mas probable en este momento. Son la incertidumbre de no saber que es saber, mientras el resto, se vuelve un misterio. Porque la seguridad es falsa a la hora de hablar, porque mirar es falso, porque hablar es falso, sentir es falso, y de todo eso, sacamos la sinceridad de querer falsear una historia con gramática perfecta.
Es que acaso, entiendes las palabras que tejo con gran exactitud, y logras encontrar el mensaje oculto, que no existe más que en la cuarta linea de ocho letras. Es que todo es tan estúpido al rededor, que a veces todo parece broma de mal gusto, y es que lo disfruto tanto, como nadie se lo imagina, donde estamos todos tan rodeados de indignación y repulsión, molestia por lo que se hace o se deja de hacer. Simplemente el mundo se ha vuelto pragmático ante mis ojos, y pocas veces resulta ser serio. Todo parece una broma que es completamente real y siniestro, como hemos llegado a esto tan solo, y como hemos vivido tomando agua de esto, siendo que esta tan contaminada. No tengo nada que celebrar y sin embargo celebro, que hoy es hoy y mañana, de seguro será un ayer. Todo me sigue pareciendo ridículo, porque nada tiene sentido y mi mundo inherente no puede hacer oídos sordos a todo o nada.
No tengo nada que mostrar, no tengo nada que demostrar y nada que re-mostrar, así que paremos esto, y bajémonos de un caballo invisible, que a veces corre como mula, vuela como pez y nada como ave. Porque el día que parezca todo perdido, será el inicio... y cuando haya iniciado, terminó.
Es que acaso, entiendes las palabras que tejo con gran exactitud, y logras encontrar el mensaje oculto, que no existe más que en la cuarta linea de ocho letras. Es que todo es tan estúpido al rededor, que a veces todo parece broma de mal gusto, y es que lo disfruto tanto, como nadie se lo imagina, donde estamos todos tan rodeados de indignación y repulsión, molestia por lo que se hace o se deja de hacer. Simplemente el mundo se ha vuelto pragmático ante mis ojos, y pocas veces resulta ser serio. Todo parece una broma que es completamente real y siniestro, como hemos llegado a esto tan solo, y como hemos vivido tomando agua de esto, siendo que esta tan contaminada. No tengo nada que celebrar y sin embargo celebro, que hoy es hoy y mañana, de seguro será un ayer. Todo me sigue pareciendo ridículo, porque nada tiene sentido y mi mundo inherente no puede hacer oídos sordos a todo o nada.
No tengo nada que mostrar, no tengo nada que demostrar y nada que re-mostrar, así que paremos esto, y bajémonos de un caballo invisible, que a veces corre como mula, vuela como pez y nada como ave. Porque el día que parezca todo perdido, será el inicio... y cuando haya iniciado, terminó.
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