Vacié el mar por ti, entérate y ven a nadar en mi mundo.
lunes, enero 24
Mar para ti
Mis ojos están colmados de ellos. Brillitos misteriosos que ocultan constelaciones de algo paradigmático. Creo que las conchitas de mar que dejé regadas en el desierto no sólo llamaron a la ausencia, sino también le llamaron la atención y la amenazaron de vida. Mientras enredo mis dedos en la arena de mares secos, creo que peino tu cabellera. Veo a los gigantes taparse bajo el manto de la montaña, donde yacen desnudos los amantes de la vida. Y mientras ellos juegan a amarse bajo las capas de las montañas, yo contemplo en la nube la huella de un crimen de lluvias. Hoy dejé marcada la arena del desierto sólo para sacar las conchitas de mar y dejarlas en el desierto, por si desde donde tu estás, logras encontrar mis mensajes.
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2 comentarios:
Un mar vacío, un mar de arena, un desierto.
¿Qué pasa si pasa un viento que de la arena borre las huellas?
¿Qué pasa si pasa que la arena tapa las conchitas con su manto, como los gigantes lo hacen con un manto de montañas?
¿Cambiarás ese manto montañoso donde donde yacen desnudos los amantes de la vida, por poner los pies descalzos en la arena caliente, de un desierto de soledad e incluso muerte?
¿Será que el brillo de los granitos de la arena, te hace recordar paradigmáticas constelaciones pasadas, en el brillo de tus ojos?
¿Qué harás cuando tus ojos se sequen, cuando se colmen de arena, y por la arena no reflejen más estrellas verdaderas?
Espero que aquél, de quien se espera que no espere, que se apure y te saque del apuro. Que encuentre el camino marcado por las conchitas y nade junto a ti, en medio de ese impio mar impuro.
*****
También he sido un nadador de mares secos, pero estos, en blanco y negro color, están muy lejos de los tuyos. Sumidos en la crisis, navego en eterna catarsis lunar... Tal vez un día, te invite también a navegarlos.
A veces llueve en los desiertos, y son más peligrosos que cuando los quema el sol inmiserecordioso.
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