Todo menos aire y tierra.

Cuando perdí la cordura comencé a ver miles de eventos sucesivos que solo acordonaron mi cuello. Fíjate, que soy esa niña azul, que bajo el agua se ahoga, con la mano sobre su boca, quiere respirar agua.

Dentro del agua de tu estómago, creo que los ácidos me hacen cariño. Escupo en tu puta y vulgar boca. Me reconoces... ¿Me reconoces? ¿Reconoces a ésta diciendo que ya no más? Que me aburrí.

Obsérvame con el muslo abierto, y proyectando mi hueso hacia tu cara. Allí quiero sumergir lo poco que queda de sangre. Y yo con mi adorado recipiente de agua.

El Pez es grande, grande bajo el agua, pero si vienes aquí, verás que es un hijo muerto.
El pez es grande, no viertas tu veneno sobre el agua. Quémalo... Usa ese fuego para algo.
El pez es grande y no lo puedes matar, es un reciclado.
El pez grande que intentaste matar, déjamelo a mi... es como un hijo más.

Y cuando veo que el agua está putrefacta con tu cuerpo en él. No comprendo como llegamos acá.
Abre mis tentáculos y deja entrar ese arpón, desgarra lo que queda entero de mi, y deja de quemarte sólo. Ahora el fuego seré, y verás como las cosas cambiaron sin que lo supieras. Tan sólo si me reconocieras un poco...

Es que acaso no se comprende que entre tantas hojas, soy la única que calló sobre el manto, y el manto sólo me quiere ocultar.

El pez es grande y me niego a matarlo, que se ahogue sólo con el aire.
El pez es grande, no lo puedes matar, aunque intentas quemarlo, no te resulta.
FRUSTADO
¿EL PEZ GORDO ESTÁ FRUSTRADO?
El pez gordo, el pez grande, el pez que fuera del agua no vive, y que con el fuego queda delicioso.


Sólo el aire lo puede matar, o esa tierra que tanto decimos amar. No nos transformemos en eso.