Caramelo, miel, azúcar y una diabetes prolongada.
Podría reciclar la memoria, y guardarla en un tacho,
reservar un trozo de tiempo para mañana,
y despertarme cuando quiera, mientras sea alba.
Quizás avance mañana en propósitos oscuros, y buscaré un remedio para acabar con los tuyos. Recorriendo ciudad, miradas y vitrinas sólo escuché recitar un par de bocinas histéricas que no se controlaban. Estábamos en medio de Santiago, mi estupor y yo. Soy como terciopelo, difícil de obtener, y estoy cansada de ser compleja para entenderme. Vivo en Santiago, disfruto de él, no es tan feo cuando lo veo, aunque mi animo esté por el suelo. Hoy lloré, reí y cante.... Y todo a tu alrededor...