Reloj

Manecillas de reloj oxidado, no detengas el camino... Repetí en silencio.

Así dejé el tiempo borrado como una espina sin su origen natural. Me mecí con temor, buscando en brazos de loza el sueño de estar en tu regazo. Me pierdo, me encuentro, te vas. Somos un circulo vicioso que se esfuma en la capacidad de detenerlo, y renace como el fénix, de las cenizas a la vida en cause normal. Te quiero en susurro de mirada, te quiero en completo misterio de irracionalidad, te quiero como maldición perdida. Y añoro el placentero balanceo de tu cuerpo, cuando jugamos a bailar alguna melodía que resuena en nuestro mundo, en nuestras cuatro paredes de intimidad.

En la mañana siguiente, vi el reloj avanzando a paso rápido, como si cada segundo lo persiguiera con afán de destruirlo. A veces tengo miedo de las reales situaciones que pasan en mi entorno, y no por no saber como enfrentarlas, sino por no querer destruir la ilusión de una sombra. El reloj corre como jauría.

Revisaré por si la duda aún gobierna, algunas gavetas de ideales destruidos, sé que están, y ocultos por mi, en el fondo de la habitación.

Soy una niña... eso soy, no quiero dejar de serlo... soy una niña que sueña, que juega, que se entretiene con lo simple, con lo complejo, y sé que no cuadran las vidas que se llevan... No quiero un padre, no quiero algo tan opuesto a mi... no quiero dejar de ser niña.

El reloj se está deteniendo... Creo que es hora de hacer nuevas cosas, de atreverme a vivir algo diferente... mi camino estará solo, tal vez... espero tenerte allí. Y que veas mi reloj detenerse.