Y DEJARON DE SER NUEVOS

Seguiré contando ovejitas…(diecisiete ovejitas, dieciocho ovejitas, diecinueve ovejitas, veinte ovejitas…)

Que incomoda la situación que vivo. Estoy frente al chico, amigo de toda una vida y, ahora, mi actual amor imposible. Si, lo puedo describir así porque se que jamás se fijará en mi, su amiga de eterna confianza a la cual le cuenta todo sobre las “otras” que sólo lo han desengañado y han jugado con él.

Si, sigo frente a él, callados y alejados como por un abismo de frialdad y temor. ¿Temor a qué? Por favor, respóndeme, o quiero auto responderme gracias a ti.

El viento casi ya no jugaba entorno nuestro y las miradas seguían penetrándose como espinas de rosa. Lo asumo, puedo ser una cobarde, pero ahora quisiera detener el tiempo, darle un beso y salir corriendo despavorida, como niña al ver un insecto asqueroso y grande.

Alto, comparé a mi mejor amigo con un insecto… por favor, el insecto soy yo. Que diablos me ocurre.

Sigo cada uno de sus movimientos, ya lo veo levantarse de piso, girarse y retirarse hasta cuando se olvide de mi nombre. Todo se me ha complicado mas de las cuenta, y no sé porque.

Cuando creo que todo lo nervioso ha cesado, él mueve su cuerpo y se acuesta a mis pies sin apartar un rato su vista de mis ojos asustados; por una mala reacción mía.

-Sabes, eres importante en mi vida. Quizás mucho más de lo que pensé que lo podrías ser.- Se refirió a mi con un sentimiento de agradecimiento eterno, con esos ojos que parece que te entregaran todo con solamente pestañar.

¿Alguien me puede decir que no es lindo en su forma de hablarme? Pues creo que eso me llevo al estado de crisis en el que estoy ahora. Pero maldición nadie entiende esto. O que soy una chica con mil historias en la cabeza en torno a él. O que soy poco determinada para declararle mi gran amor. Pero en algún momento pensaron que él es mi amigo desde la infancia, y me ha contado cada cosa, bochornosa o no, sobre él y su vida. ¿Dónde quedará la amistad que nos juramos, esos momentos de confianza extrema, las confidencia, todo lo entregado? ¿Puedo acaso, traicionar una amistad por un romance que quizás no resulte?

Seguimos en este juego de miradas eternas y comprometedoras, él posado en mis piernas, y yo afirmándolo de que no caiga al frío pasto. Me sonríe, y le respondo. Las pupilas están casi llegando a mi corazón y lo siento calando mi sentimiento y prendiéndolo de forma inexplicable.

A cada instante que pasaba, sentía que el espacio que nos separaba uno del otro se ha acortado con lentitud, y su mirada no la veo igual. Mis ojos están cansados, y los de él creo que también, se han ido cerrando. Todo el espacio se acababa, y nuevamente estábamos sólo los dos, cerca uno del otro.

Por fin, ocurrió lo que debía pasar. Sentí sus manos rodeando mi cara, sus labios junto a los míos, su lengua jugando dentro, con la mía. Todo él y todo yo, complementados en un momento que no sé si se repetirá otra vez.

Y como algo cotidiano, caímos sobre pasto, y continuamos besándonos como si fuese la última vez. Me abrazó fuerte, rodeó mi cintura, casi llegando a mis caderas y finalmente dijo mi nombre… Sofía. Un momento, mi nombre jamás ha sido Sofía.

Detengamos esto, ¿Qué diablos te pasa?

...


Seguiré contando ovejitas…(veinte y uno ovejitas, veinte y dos ovejitas, vente y tres ovejitas, veinte y cuatro ovejitas…)