jueves, agosto 12

Triatlón

 Mi cerebro está a punto de estallar. Me apresuro por ganar la carrera pero no me sé el camino. 

Me alientan a llegar a la meta pero mis pasos están confundidos. Estoy cansada y quiero agua, una pausa para una barra de cereal. 

Nunca había planteado la idea de cerrarlo, no porque no quisiera, sino porque pensé que ya estaba listo. Mi trabajo había concluido y yo había ganado.

Pero aparece nuevamente la meta, aparece allí y se ve simplemente abrumadora. No creo ser capaz de llegar, en mi cabeza lo había logrado tantas veces pero en realidad nunca fue así. 

Entonces ahora mi mente reflexiona, planifica, ordena, descarga. Mi pulso se detiene y se vuelve a agitar. Es un triatlón. 

Estuve sumergida por más de 30 segundos, cumplí mi récord y celebré por ello, olvidando que en el triatlón debo nadar y no aguantar.  Nadar 3 kms y avanzar, buscar la manera de cruzar el agua sin tragarla, llegar de un extremo al otro sin daños y llegando a la orilla pararme consciente de que la carrera continua. 

Yo estuve avanzando bajo el agua, aguantando la respiración y haciéndome daño.  Pensando que el viaje era bueno cuando lo pasaba mal y cuando llegué a la orilla me convencí de que no había pasado nada, que estaba mojada por mi sudor y no por el agua. Que el agua que estaba a mis espaldas lo cruza cualquiera y es normal sentirse muerta de cansancio.

Tomé mi respiro. Un buen respiro mientras botaba agua por la boca. Y así fui por mi bicicleta. Con una sensación amarga en mi, la bicicleta me ayudó a escapar de ese lugar. Sabía que más allá había una meta donde todo el esfuerzo habría logrado su cometido. 

Fueron 8 kms de bicicleta, un viaje tranquilo y amigable al inicio pero luego agotador y aburrido, con mi cuerpo cansado y una bicicleta que no me acompaña en absoluto. Seguía mojada, sólo que a simple vista no se notaba pero en el interior estaba muy mojada, incómoda, con frío.   Nadie en el camino se enteró de mi viaje, nadie hasta el kilómetro 5, cuando ya estaba a punto de tirar la toalla, entonces aparecieron mis primeros fans, que siguieron mi recorrido y me mandaban mensajes de apoyo.  Los 3 fanáticos que me daban energía, me siguieron inclusive en la carrera.

Ahora estoy en la carrera, no sé cuanto dura, pero veo la meta muy lejana. Quiero secarme para sentir calor, quiero cerrar los espacios vacíos llenos de agua aún. Quiero saber que no pasará nada malo en la meta, que podré descansar y estar tranquila.   Quiero creer que me esperan en la meta, no sólo mis 3 fanáticos, que para mí son mi acompañantes en el camino, sino también me espera un abrazo cálido festejando por mi victoria.  

El camino ha sido agotador, sin siquiera saberlo, he tenido accidentes, frustraciones y muchas superaciones.  Ha sido extenuante pero de verdad quiero creer que esta vez llegaré a la meta. 

Triatlón

 Mi cerebro está a punto de estallar. Me apresuro por ganar la carrera pero no me sé el camino.  Me alientan a llegar a la meta pero mis pas...