martes, agosto 30

Somos de la ignorancia o la fatiga.

La sociedad en la que vivimos está rodeada de verdades que intentan imponerse una tras otra a modo de comprobar la supremacía que tienen sobre las mentes de la gente. Los altos poderes se han encargado de mostrar verdades que jamás han comprobado, y sin embargo muchos creen ciegamente en ellos, ¿Por qué ocurre eso?

Estamos viviendo la revolución tecnológica en su máxima expresión, no obstante se venía venir hace mucho, jamás prepararon a los individuos para aprender a usarla. Algunos creerán que es una casualidad, algo no calculado, sin embargo sea omisión carece de inocencia. Al tener a un grupo humano que no sabe utilizar correctamente la tecnología, se vuelve manipulable, como una masilla moldeable a la que puedes entregarle mucha información y hacerles creer lo que más les convenga. 
Así se utiliza en los principales medios de comunicación, donde sólo muestran el lado que provoque rechazo y pánico discriminado.  Quizás puede parecer exagerado, casi visto como un complot, pero finalmente a qué nos enfrentamos diariamente en los medios de comunicación. Ejemplos claros de eso son los innumerables ataques terroristas que se han dado en Europa, que muestra la violencia desmedida de un sector extremista y cómo las ciudades más emblemáticas son estremecidas sin piedad; sin embargo esa violencia se vive hace mucho en Medio Oriente, Latinoamérica y África. ¿Por qué la reacción no es la misma? Acaso Europa o USA es más valiosa que los otros lugares, o ¿acaso esos países cargados de violencia, siempre lo fueron, y por ello lo merecen? Los medios de comunicación nos han inyectado tanta información que hemos normalizado la violencia en esos lugares, justificamos de cierta manera que inocentes sufran día a día la incertidumbre de no saber si podrán lograr alguna vez la estabilidad en su país, y más terrible aún, saber si les espera un mañana.
Los medios de comunicación han hecho un mal uso de la tecnología y las herramientas de comunicación, no sólo contra nosotros, sino contra ellos mismos. Han destruido su ética, y vulnerado nuestra sensibilidad, haciéndonos meros espectadores de acontecimientos terribles. Porque sensibilidad no es llorar con la fotografía de un niño herido o muerto en la orilla del mar, sensibilidad es reaccionar frente a actos de injusticia que se comenten diariamente, incluso en nuestro propio entorno.  
Claro está que muchos los culparán, estigmatizarán a los medios de comunicación y a la gente que está tras esa misión de informar, pero cabe destacar que los principales medios de comunicación son financiados por personas de sectores muy adinerados y con gran poder, que obviamente tienen intereses creados, y que con una línea editorial tan sesgada, pueden lograr su objetivo principal, bloquear el pensamiento crítico de la gente, las personas como tú y como yo.  Y sí, nuevamente caeremos en ese ritual de acusar al culpable tras ese terrible plan de embelesar nuestras mentes con dulces amargos pero adictivos, como son las “Breaking News”.


Todos somos seres ignorantes, y es que todos lo somos en cierto grado dijo alguien por ahí, y con esos monstruos rondando en la internet, televisión y radio, ¿quién puede con ellos? Pues, entre más buscamos culpables, más culpables somos. Somos protagonistas de una historia, y responsables también de lo que ocurre a nuestro alrededor. La violencia nunca se ha generado sola, simplemente es la reacción en cadena de acciones que hemos permitido y cometido en contra de todos y de uno mismo. Somos ignorantes, pero en cierto grado porque queremos serlo. Informarnos de la manera más objetiva es una tarea difícil pero posible, sin embargo la responsabilidad que eso conlleva es demoledora, y probablemente tememos más a eso, que a las terribles consecuencias que traerá el dejarnos influenciar por una masa, por no querer aprender un poco más, por generar preguntas y un sinfín de respuestas.   Creo que tiene mayor peso hacerse cargo de la verdad que evitamos, que cargar con el peso de un niño muerto a la orilla del mar. 

Triatlón

 Mi cerebro está a punto de estallar. Me apresuro por ganar la carrera pero no me sé el camino.  Me alientan a llegar a la meta pero mis pas...