La sociedad en la que vivimos
está rodeada de verdades que intentan imponerse una tras otra a modo de
comprobar la supremacía que tienen sobre las mentes de la gente. Los altos
poderes se han encargado de mostrar verdades que jamás han comprobado, y sin
embargo muchos creen ciegamente en ellos, ¿Por qué ocurre eso?
Estamos viviendo la revolución
tecnológica en su máxima expresión, no obstante se venía venir hace mucho,
jamás prepararon a los individuos para aprender a usarla. Algunos creerán que
es una casualidad, algo no calculado, sin embargo sea omisión carece de
inocencia. Al tener a un grupo humano que no sabe utilizar correctamente la
tecnología, se vuelve manipulable, como una masilla moldeable a la que puedes
entregarle mucha información y hacerles creer lo que más les convenga.
Así se utiliza en los principales
medios de comunicación, donde sólo muestran el lado que provoque rechazo y
pánico discriminado. Quizás puede
parecer exagerado, casi visto como un complot, pero finalmente a qué nos
enfrentamos diariamente en los medios de comunicación. Ejemplos claros de eso
son los innumerables ataques terroristas que se han dado en Europa, que muestra
la violencia desmedida de un sector extremista y cómo las ciudades más
emblemáticas son estremecidas sin piedad; sin embargo esa violencia se vive
hace mucho en Medio Oriente, Latinoamérica y África. ¿Por qué la reacción no es
la misma? Acaso Europa o USA es más valiosa que los otros lugares, o ¿acaso esos
países cargados de violencia, siempre lo fueron, y por ello lo merecen? Los
medios de comunicación nos han inyectado tanta información que hemos
normalizado la violencia en esos lugares, justificamos de cierta manera que
inocentes sufran día a día la incertidumbre de no saber si podrán lograr alguna
vez la estabilidad en su país, y más terrible aún, saber si les espera un
mañana.
Los medios de comunicación han
hecho un mal uso de la tecnología y las herramientas de comunicación, no sólo
contra nosotros, sino contra ellos mismos. Han destruido su ética, y vulnerado
nuestra sensibilidad, haciéndonos meros espectadores de acontecimientos
terribles. Porque sensibilidad no es llorar con la fotografía de un niño herido
o muerto en la orilla del mar, sensibilidad es reaccionar frente a actos de
injusticia que se comenten diariamente, incluso en nuestro propio entorno.
Claro está que muchos los
culparán, estigmatizarán a los medios de comunicación y a la gente que está
tras esa misión de informar, pero cabe destacar que los principales medios de
comunicación son financiados por personas de sectores muy adinerados y con gran
poder, que obviamente tienen intereses creados, y que con una línea editorial
tan sesgada, pueden lograr su objetivo principal, bloquear el pensamiento
crítico de la gente, las personas como tú y como yo. Y sí, nuevamente caeremos en ese ritual de
acusar al culpable tras ese terrible plan de embelesar nuestras mentes con
dulces amargos pero adictivos, como son las “Breaking News”.
Todos somos seres ignorantes, y
es que todos lo somos en cierto grado dijo alguien por ahí, y con esos
monstruos rondando en la internet, televisión y radio, ¿quién puede con ellos?
Pues, entre más buscamos culpables, más culpables somos. Somos protagonistas de
una historia, y responsables también de lo que ocurre a nuestro alrededor. La
violencia nunca se ha generado sola, simplemente es la reacción en cadena de
acciones que hemos permitido y cometido en contra de todos y de uno mismo.
Somos ignorantes, pero en cierto grado porque queremos serlo. Informarnos de la
manera más objetiva es una tarea difícil pero posible, sin embargo la
responsabilidad que eso conlleva es demoledora, y probablemente tememos más a
eso, que a las terribles consecuencias que traerá el dejarnos influenciar por
una masa, por no querer aprender un poco más, por generar preguntas y un sinfín
de respuestas. Creo que tiene mayor peso
hacerse cargo de la verdad que evitamos, que cargar con el peso de un niño
muerto a la orilla del mar.