jueves, diciembre 3

El libro de mi vida.

El la librería que está en mi pared, tengo una decena de libros, portadas maravillosas, que han cautivado lo profundo de mi mente. Sin embargo ya muchos los leí, me sé sus páginas y sé que muchas de ellas hasta me aburrieron un poco.   Me paseo frente a ellos, para buscar un motivo por el que ocupen ese espacio en mi muro, pienso y trato de hacer memoria que fue lo que tanto me cautivó. 
A veces simplemente lo olvido. 

Aquí tengo uno que de verdad me gusta. Su portada es hermosa, lo que vi al comienzo fue eso, su portada. Quizás no es la imagen que habría puesto yo, pero si, es perfecta para el libro. Lo leí sin miedo, los libros que leí antes me decepcionaron, algunos ni siquiera los terminé. Así que puse toda mi fe en éste.  

Es un libro lleno de misterio, mágico, casi increíble. Sus historias eran únicas, llenas de dulzura y locura, era algo lleno de emoción y a medida que avanzaba en sus páginas, sólo deseaba avanzar y leer más. Son de esos libros que quieres llevar a todas partes, que pondrías bajo tu almohada para que cuide de tus sueños, que llevas a tus vacaciones para que te acompañen en el bello paisaje.  Mientras avanzaba en el libro, me di cuenta que hubo cosas que no entendí, así que me devolví, y me tomé el tiempo de entender que decían sus líneas. Es increíble, pero muchas veces uno deja pasar detalles importantes en la lectura, que sólo te ayudan a enriquecer la información que te están dando.  Muchas veces me encontré con líneas que no me gustaron, que me chocaban, que muchas veces me hicieron pensar que este libro no era para mi.  Pero no pude dejarlo, el resto de las cosas eran tan perfectas, que valían la pena esos momentos densos e incomprensibles.  

Cuando la lectura avanzó, descubrí muchas cosas sobre la lectura, el proceso de leer no era tan simple, y eso me cautivó.  Fue tan agradable la sensación de descubrir el esas páginas cosas que me harían como persona.  Pensé "este es el libro de mi vida", este es el libro que leeré incluso cuando mi vista ya no pueda más, cuando ningún lente pueda hacerle pelea a mi vista cansada.  Este es el libro que le recomendaré a mi familia, a mis amigos, pareja, a todos, incluso al enemigo.   Estaba segura que este sería el libro que le daría a mis hijos, que acompañarían su vida, y que probablemente también se enamorarían de él, porque cómo no hacerlo, es el libro perfecto. 

Sin embargo, en esa tan ansiada lectura, me comencé a olvidar de que trataba el libro.  Leí líneas que no me gustaron, y me molestó tanto, que aparté el libro de mi vista.  Cuando entendí que pasó, algo terrible había pasado. Una hoja de ese libro había sido arrancada de raíz, y no sabía donde estaba.  En su momento, no presté atención, busqué por internet de que trataba esa hoja, y a grandes rasgos me hice una idea de que era.  Continué la lectura, sin considerar que esa página que faltaba era fundamental para los acontecimientos del resto del libro. 

Comencé a aburrirme de relatos que antes me parecían maravillosos, el libro anunciaba momentos maravillosos, pero jamás pasaron en la historia.  Un libro que se completaba de preguntas, con respuestas que no sé, nunca supe. Quizás estaban en esa hoja que se arrancó, perdió su pasión, y aunque seguía lleno de dulzura, perdió esa figura narrativa que caracteriza a un best seller. Perdió su magia, y ya no sabía si llevarlo conmigo o dejarlo en la librería, y ver como se llenaba de polvo.  Ya no se lo recomendaría a mis hijos, y sería el libro de mi vida.   Sería un libro más para recordar como aquellos que te marcan. Que recuerdas su aroma al abrirlo, que tienen su marca en la punta de la página cuando no sabes como saber en que parte de la historia quedaste.  Que están marcadas las páginas donde lloré sobre él, o las gotitas de baba quedaron plasmadas en sus páginas por las carcajadas que me sacó.  Ese libro que está algo arrugado porque durmió conmigo en las noches de desconsuelo o miedo.  Tiene la marca de algún insecto que me atacó sin piedad en primavera, y como dejé que ese insecto fuera mi enemigo, y finalmente mi fiel reflejo. 

Ese libro maravilloso, ahora se cierra frente a mi, y no sé si lo que leo es el final o sólo parte de las páginas que no alcanzaré a ver.  Hubo cosas que jamás entendí, quizás porque no leí bien, o leí demasiado.   Quizás yo no supe leerlas.  Quizás esperé demasiado del libro, quizás elegí al libro como mi favorito antes de tiempo. Quizás me faltó dedicarle más tiempo, o quizás yo no era la lectora ideal de ese libro.   A veces pienso que los libros tienen vida, y que si no ven al lector idóneo, se vuelve confusos, se cierran y hasta se arrancan las páginas para que tu no sigas leyéndolos.  Quizás sienten que los leen tan rápido, que no los aprecian lo suficiente. Quizás ni siquiera saben lo buenos que son.

Sé que debo dejar ese libro en mi muro, sé que pronto lo dejaré allí o él sólo se irá. Pero me deja un sabor amargo saber que el libro quedó como una historia sin final feliz.  La novela que tanto amaba, deja a sus protagonistas tan perdidos como a mi ahora, que debo ver como pronto sin darme cuenta, el libro se llenará de polvo y será sólo un recuerdo. Y aunque sé que está lleno de libros en la librería para tener, ninguno será esa portada, ni esa historia, ni ese misterio, ni esa magia.  Ningún libro me contará una historia tan singular como la tuya y la mía. 


Triatlón

 Mi cerebro está a punto de estallar. Me apresuro por ganar la carrera pero no me sé el camino.  Me alientan a llegar a la meta pero mis pas...