Estoy esperando que se me mueva el piso para llenarme de polvo un rato. Estoy tentando a la suerte a que me traiga el infortunio, y rezando por no tener jamás hijos. No quiero nada que salga de mi.
Soy reacia a sentir pero maldición, estoy en eso. Me carcome los huesos no poder controlar el tiempo y los hechos, y vacía, sin polvo he limpiado hasta mi pieza para llenarme de algo, o sacar eso malo que me esta cerrando. Me estoy perdiendo. Me pudro, me descompongo como un crustáceo, como un pez, como un vegetal, y sin embargo me siento una roca.
Mírame, son incapaz de sentir, yo no quiero, no siento, no vivo, estoy muerta hace tiempo, estoy reducida a escombros, mal día decidir jugar a no ser más Ave Fenix, ahora soy incapaz de nada.
Estoy muerta, he construido mi propio altar para honrar mi cuerpo humilde y atractivo, estoy rogando porque venga a velar mi cuerpo. Porque de eso se aferra la gente, de mi cuerpo, de mi atractivo, más quienes disfrutaban de mi en su más profundo sentido, ya no lo hacen.
He muerto, he perecido en la batalla, si bien luche como pude, ya no hay más por que luchar.
No me motiva nada, no hay texto que mi cabeza haga estallar. Me falta, me ha quedado chico el cuerpo, se me han acabado las posibilidades de jugar, de burlarme de mi. Ya estoy muerta, la pelirojo ha muerto, y aunque la sigan viendo por la calle, es solo un espectro, soy un butoh, soy un excedente, soy el resto, lo que dejaron botado, lo que no gusto, lo que no querían, lo que criticaban, lo que odiaban, soy la basura de la ciudad. Soy el cadáver más amargado de la historia.