Sinceriot

Cada mañana, camino unas cuadras para llegar a la avenida por donde pasa el micro que me lleve. No reclamo, porque pasa seguido, vacía y me deja a otro tanto par de cuadras de donde debo estudiar. En el transcurso del camino, "sorpresivamente" (lo menciono así porque ya no tiene nada de sorpresivo) sube un par de muchachos, con charango y guitarra, a tocar temas que más de alguno conoce y hasta hace de acompañamiento (coro) en el micro. Termina la moderna orquesta su melódico sonido, reclama el dinero, que a veces uno no tiene a mano. Así con el camino acompañado de timbres musicales, termina mi trayecto, bajo y me dirijo a mi recinto educacional a ser yo. Me encargo de vivir un día intenso, para que al terminar, me diga "bien hecho ...". Rara vez me voy sola en el Metro, siempre bien acompañada. En las pocas excepciones, simplemente camino el par de cuadras y tomo el mismo micro que en la mañana me llevo a destino. Ese día, un tal día, fue excepción. Porque nadie subió a cantar, no fue mi buena compañía, no vivi el día extremo. Y me encontré con un ángel de vuelta en el micro. Sinceramente eso es todo lo que hago. Como ven soy una santa, o una idiota aburrida, pero bueno, es lo que hay.

Aprovechando el impulso, les hablare de sinceridad; me nace confesar que he asesinado. He matado a un hombre con arma blanca. He borrado toda la evidencia para no ser descubierta, y más aún he borrado de mi memoria celular inclusive su nombre.

Sé que maté a un hombre, y ahora me da lo mismo confesarlo. Soy una mujer libre, que mata cuando se le da la regalada gana, hace lo que quiere con el cuerpo y hace como que nunca nada ocurrió.


Muchas gracias,


Atentamente...


Su asesina ejemplar.