8 horas para vivir

Quedando sólo 13 días para el fin del mundo, me preparé la mejor taza de café, la quería amarga y tibia, en el punto, como decía mi abuelo, más vicioso que existe. Tengo pensado ir de compras en la tarde. También tengo ganas de ir a una exposición de arte, fotografía o cuanta cosa llegue o, como vi en le periódico, llegó a la ciudad.

Luego, quiero juntarme con alguna persona que me guste, o , no me queda otra opción, con amigos pero de mi infancia, y tal vez me tome un rico helado de chocolate con almendras o limón pistacho. Francamente necesito una excusa para vivipensar, como le digo yo al relajo fuera de la rutina.

Eso de que acabará el mundo en 13 días es sólo una simple excusa para querer pasar las mejores 8 horas de mi lenta vida.

Basta, hablo como una mujer (porque eso soy, una mujer escribiendo) que se ha pasado la vida de mal en peor, sin un sólo momento de dicha, de esperanza, de amor. Que ingrata me he puesto.

Les puedo decir que sí, mi vida no es la historia de hadas como las de Disney, menos como alguna de Spelberg o como aquello se escriba. Tampoco he tenido una vida de tristeza como esa famosa película El Pianista (que es muy triste)además la historia era de otros años, simplemente no hay como comparar, pero en realidad no me quejo. Cada momento y situación compartido lo disfruto al máximo, para mi es un, digamos, fin del mundo nuevo cada día y siempre creo que o son mis últimas 8 horas para vivir u hoy volví a nacer.

¿Usted como ve la vida ahora?
¿Cómo la veía antes?
¿Cómo la contemplará mañana?
¿Le dieron ganas de mejorar?
O ¿Dejará que otros, como siempre se cree, la mejoren?
¿Compartirá esto con otros?
¿Dejará que otros mejoren su propia vida?
Mañana ¿Serán sus últimas 8 horas para vivir?

Piénselo y reflexione...


Atentamente,
Yo y Yo

Hoy quiero salvar Santiago.

Hoy, mientras miraba el oscuro cielo (por smog) me puse a pensar.

¿Qué puedo hacer para que el aire esté limpio, para un cielo más azul?

Pues bien, nada pasaba por mi cabeza. Luego, pensé.

¿Qué otra energía existe, o que otra energía se podría transformar?

Y, pues bien. No logré nada.

¿Que método existe para que el dióxido de carbono, ese que todos eliminamos, y que los autos y micros, colectivos, todo lo vomitan con ganas sirva de energía para nuestra ciudad, Santiago de Chile?

Pensé, y no paré de pensar hasta que la respuesta se vino sola hacia mi mente.

Debo crear una máquina que absorba el dióxido de carbono, y que de alguna forma trasforme aquello tan dañino en energía.

¿Qué reacción química debo lograr para que tales efectos ocurran?

Las plantas, si. Esa era la respuesta que buscaba hace mucho tiempo y que nadie la supo dar.

¿Cómo una planta logra transformar el dióxido de carbono en una energía tal, que la haga crecer tanto como un álamo, o un roble?

A través de Fotosíntesis, proceso natural de la flora.

Pero, ¿Cómo puedo lograr que una máquina haga proceso de fotosíntesis, y que ello pueda alimentar a una ciudad con energía?

Debo relacionar una energía con otra. El sol, el calor, la energía solar.

¿Pero ambas se conectan a través del agua?

Si, ambas trabajan junto con el agua para lograr que una planta crezca.

Combinemos ambas cosas y alimentemos a una ciudad con energía pura.

Pero ¿Qué pasará cuando no haya sol? ¿Cómo una planta puede seguir creciendo en invierno sin el sol que la ilumine?

Pues, si alguien me puede ayudar a salvar el mundo, le estaré eternamente agradecida.

Quizás no salvaremos al planeta con una máquina. Pero siempre se debe intentar y quizás mañana todo sea más bello.

Por lo menos acá en Santiago de Chile, que así sea.